Al precio de los seguros se le llama "prima". Parece ser que el origen de la palabra viene del significado en latín, "prima" = "primera", ya que el pago del seguro es condición necesaria para que el contrato entre en vigor, por lo que debe pagarse primero para obtener la cobertura del riesgo.
En los seguros el precio (la prima) se basa en cálculos estadísticos basados en:
En los seguros de gastos médicos estos cálculos, como se pude suponer, son complejos y tienen muchas variables.
Para ofrecer primas competitivas, las compañías de seguros médicos internacionales acotan las primas por:
De esta forma pueden ofrecer primas que se acerquen en lo posible al la cobertura del riesgo para personas que tienen más cosas en común, en el caso de los países el costo de los servicios, en el caso de las edades el riesgo de la persona de tener determinado padecimientos o necesidades asistenciales.
Los servicios sanitarios son prácticamente la única industria en la que las innovaciones tecnológicas suponen un encarecimiento del costo final del servicio recibido. En otras industrias la innovación y la automatización de los servicios tienen como resultado servicios más económicos, sin embargo en la industria de los servicios médicos y sanitarios no es así: una nueva técnica diagnóstica necesita un nuevo tipo de maquinaria que será más caro que aquél al que sustituye, y hará por tanto que la factura que el paciente (o su aseguradora) tenga que pagar sea superior a lo que habría sido con la técnica anterior.
Además, el riesgo que asumen los profesionales sanitarios de ser responsables personales de los posibles errores diagnósticos que cometan, hace que se realicen más pruebas y más caras para minimizar en lo posible esos posibles errores. En algunos sitios le llaman a esto "medicina defensiva".
Todo esto tiene un reflejo en el costo de los seguros, por lo que todos los años, a la subida normal debida a la inflación general, debe añadirse la subida provocada por la innovación médica y el incremento en el número de pruebas realizadas. Es lo que llamamos "inflación médica".
Por si esto no fuera suficiente, al estar las primas normalmente estructuradas en tramos de edad, los años en los que saltamos a un tramo superior nos encontramos con que a la subida debida a la inflación médica se suma la del tramo de edad, que en algunos de ellos es superior al 30%.
Debemos tener en cuenta, finalmente, que el los seguros, hasta que no se cierra el año, no se sabe cuál es el coste real del producto que se ha vendido, porque hasta ese momento no se sabe cuánto se debe gastar la aseguradora en su producto. En las industrias de manufactura, se puede saber de antemano el costo de las materias primas, amortizaciones, horas de personas, ..., pero en seguros solo la estadística de lo que ha pasado con anterioridad nos puede ayudar ha hacer buenas estimaciones cuya exactitud no sabremos hasta que se cierra el periodo.
En los seguros el precio (la prima) se basa en cálculos estadísticos basados en:
- la probabilidad de que la compañía tenga que realizar un desembolso económico,
- la estimación del importe al que ascenderá ese desembolso.
En los seguros de gastos médicos estos cálculos, como se pude suponer, son complejos y tienen muchas variables.
Para ofrecer primas competitivas, las compañías de seguros médicos internacionales acotan las primas por:
- Países
- Tramos de edad
De esta forma pueden ofrecer primas que se acerquen en lo posible al la cobertura del riesgo para personas que tienen más cosas en común, en el caso de los países el costo de los servicios, en el caso de las edades el riesgo de la persona de tener determinado padecimientos o necesidades asistenciales.
Los servicios sanitarios son prácticamente la única industria en la que las innovaciones tecnológicas suponen un encarecimiento del costo final del servicio recibido. En otras industrias la innovación y la automatización de los servicios tienen como resultado servicios más económicos, sin embargo en la industria de los servicios médicos y sanitarios no es así: una nueva técnica diagnóstica necesita un nuevo tipo de maquinaria que será más caro que aquél al que sustituye, y hará por tanto que la factura que el paciente (o su aseguradora) tenga que pagar sea superior a lo que habría sido con la técnica anterior.
Además, el riesgo que asumen los profesionales sanitarios de ser responsables personales de los posibles errores diagnósticos que cometan, hace que se realicen más pruebas y más caras para minimizar en lo posible esos posibles errores. En algunos sitios le llaman a esto "medicina defensiva".
Todo esto tiene un reflejo en el costo de los seguros, por lo que todos los años, a la subida normal debida a la inflación general, debe añadirse la subida provocada por la innovación médica y el incremento en el número de pruebas realizadas. Es lo que llamamos "inflación médica".
Por si esto no fuera suficiente, al estar las primas normalmente estructuradas en tramos de edad, los años en los que saltamos a un tramo superior nos encontramos con que a la subida debida a la inflación médica se suma la del tramo de edad, que en algunos de ellos es superior al 30%.
Debemos tener en cuenta, finalmente, que el los seguros, hasta que no se cierra el año, no se sabe cuál es el coste real del producto que se ha vendido, porque hasta ese momento no se sabe cuánto se debe gastar la aseguradora en su producto. En las industrias de manufactura, se puede saber de antemano el costo de las materias primas, amortizaciones, horas de personas, ..., pero en seguros solo la estadística de lo que ha pasado con anterioridad nos puede ayudar ha hacer buenas estimaciones cuya exactitud no sabremos hasta que se cierra el periodo.